
Pappo presentó su CD "Buscando un amor" a sala llena en el Broadway El Carpo combinó en su show los clásicos potentes con nuevas canciones de amor sin perder su esencia Pedro Squillaci / La Capital Pappo es interminable. A lo largo de las dos horas que duró el show, a sala llena, que brindó el viernes pasado en el Broadway demostró que le sobra energía para hacer rock y blues hasta que las velas ardan. Pero el Carpo dio otra señal más interesante a partir de su último CD "Buscando un amor", que también se reflejó en el show de Rosario. Está cada vez más musical y giró hacia texturas con aires de pop y baladas lentas, mal que les pese a los fundamentalistas de Pappo's Blues y Riff. Después de todo, el rock también implica movimiento y riesgo. Y lo de Pappo no es un salto al vacío. Chicos de 14 y canosos regordetes de 55 años. Esa es la brecha del público que estuvo en el show de Pappo, y todos saltaban igual ante los mismos temas. Pocos artistas pueden reunir esa diversidad de edades, y Norberto Napolitano, con sus limitaciones expresivas y barriga prominente, se puede dar ese lujo. Pappo estuvo de buena onda en todo el show. Se tentó de risa cuando contó la anécdota del animal castrado en "Aquel gato", le dio la mano y una púa a un fan que insistía con que toque "Ruta 66", y también se puso serio cuando interpretó "Banquero blues": "Nunca hice un tema de protesta, pero esto está dedicado al corralito, o mejor dicho, a los hijos de puta que se robaron la plata", enfatizó. "Buscando un amor" lo muestra en la etapa más sólida y a la vez más pro establishment de su carrera. El la sigue jugando de rockero rebelde, pero no come vidrio. Cada vez incorpora más yeites del rock MTV, y la presentación que hizo del tema "Rock and Roll y fiebre" fue una prueba más que evidente (ver aparte). Es más, la sección de vientos que utilizó en "Aquel gato" y en "Yo te amo más" tiene un toque soft que contrasta con su pasado heavy. Pero no le sienta mal. En este marco, su set lento fue uno de los momentos más intensos del show. Con tres sillas en el escenario, Pappo adelantó: "Vamos a tocar estos temas así, para que se vayan acostumbrando, porque a los 70 años todos los bluseros tocan sentados". En plan unplugged, el baterista "Bolsa" González se apropió de un bongó, Yulie Ruth acarició el bajo y Pappo entonó "Katmandú". El bloque se completó con el blues "Quizás mañana", que incluye una explícita declaración de amor, y el romántico "Juntos a la par", todos de su último trabajo discográfico. El momento excluyente se dio con un tema histórico de Pappo: "Un viejo blues". Con la fuerza de dos de las tres Blacanblues, el Carpo sonó con más polenta que nunca y mixturó digitación veloz y buen gusto con su guitarra. Los clásicos no podían faltar. "El hombre suburbano", del primer disco de Pappo's Blues en 1971, "Ruta 66", "Blues local" y "El viejo" levantaron la monada hasta el delirio. El bis llegó con "Susy Cadillac" ("Contenidos", Riff, 1982) a todo rock. En el final, Pappo levantó la guitarra y como si tuviese una cruz en la mano, bendijo a la platea en medio de una calurosa ovación. De última, respondió a su esencia. Y demostró, una vez más, que la guitarra es su religión.
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